En agosto de 2014 sucumbí a los encantos de un comercial de Barclays que me ofrecía una tarjeta de crédito sin cuota anual, a cambio de superar una cantidad mínima de gasto. Los puntos fuertes que destacaba de su tarjeta eran la gestión web de las compras realizadas, no quedar en negativo, bla, bla y …
